Satélites

martes, 22 de noviembre de 2011

Es tan difícil avanzar sin retroceder, recomenzar habiendo borrado todas las migajas de ti. Es una maldición (o una bendición) con nombre y apellido, con fecha, olores y colores; con despedida, con sabores amargos, con traiciones. Es tan difícil soltarte y aún así, hace tanto que dejaste de retenerme. Caminas a mi lado siempre, aunque a veces estés tan silencioso... y triste. Siempre triste. A veces olvido que vas conmigo, pero no pasa mucho tiempo para voltear mi rostro y mirarte; ver que sigues allí.


Cómo nos gusta torturarnos, querido. Parece que ya pasó una vida, pero en realidad fue hace tan poco. Somos satélites de un mismo planeta, de una planta marchita que nosotros mismos dejamos morir. Satélites que no se tocan, ni lo harán, creo distinguir. Te veo de lejos, amor, y sé que también me observas. Y mientras más te alejas más te olvido y peor es el golpe cuando te recuerdo. Pero ya no molesta. ¿Por qué no cierras tú esta vez?

"No te has ido a ningún lugar; todavía estás aquí, en todas partes. Eres inexorable, como el polvo en el viento; eres como la estrella en el cielo, que puede no ser vista durante el día, pero allí está, en la inmensidad de mi universo, presente todos los días de mi vida, inmutable".


 

Acerca de mí

Mi foto
Hablarte es doloroso. Mejor te escribo. Visítame también en https://elarbolconpelo.wordpress.com/

Tags